Un buen sonido requiere buena acústica: la arquitectura acústica

Es un hecho de sobra conocido para los profesionales del ámbito audiovisual que un buen sonido requiere buena acústica. Por ello, es importante tener en cuenta una serie de criterios a la hora de instalar, por ejemplo, un equipo de sonido en Ibiza. Se deben compaginar los aspectos acústicos tanto como los estéticos, definiendo las dimensiones en función de los tiempos de reverberación y el aforo de la sala en cuestión.

Características a contemplar para una buena acústica

A la hora de transmitir el sonido de manera homogénea a una audiencia, el techo es muy determinante por su gran superficie. La altura a la que se dispone es primordial para la acustica, pues incide directamente en la calidad de la transmisión hacia toda la audiencia. Por ejemplo, en una sala de conciertos que busque aprovechar la alta fidelidad, es habitual instalar placas reflectoras del sonido tras la orquesta y también en el techo para proyectar las ondas sonoras hacia la audiencia.

El diseño del suelo también es muy determinante. Debe tener una forma que limite lo máximo posible el fenómeno de difracción, es decir, de desviación de las ondas sonoras en las cabezas del público. Si se consigue mantener lo máximo posible la línea de visión del escenario para cada oyente, se obtiene una mejora considerable de la percepción auditiva. Como disposición idónea para un auditorio, para el que preservar las líneas de visión, se suelen utilizar aproximaciones de las curvas de la espiral logarítmica.

Reglas para obtener una buena acústica

Aunque la Arquitectura Acústica sigue siendo un campo en desarrollo, ya existen una serie de normas básicas para obtener el mejor sonido:

• Para evitar que se originen ecos o que el sonido se acumule en lugares determinados, se debe modificar la forma, material y orientación de las superficies necesarias.
• Buscar siempre la distribución uniforme del sonido y una intensidad sonora suficiente para toda la sala.
• Evitar que se produzcan sonidos de fondo, ya sean externos o internos.
• Buscar favorecer la reflexión de las ondas sonoras en el escenario para que éstas se propaguen con el mínimo retraso respecto al sonido directo.
• Diseñar siempre que sea posible salas que mezclen el sonido, buscando que los sonidos para el oído izquierdo de cada oyente sean distintos de los que percibe por el oído derecho.

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